sábado, 29 de mayo de 2010

Capitulo 4

Nubes negras cubrían el cielo, sin duda iba a llover, lo cual no era raro en Inglaterra. Apenas había empezado el dia y estaba exhausta. La lluvia había comenzó a caer justo cuando divise el familiar suelo de cemento azul y gris del estacionamiento. Estaba contenta porque empezaba un nuevo proyecto, pensaba mientras buscaba un lugar donde estacionar el auto. Alguien llegaría esa tarde para hacer sugerencias sobre el tipo de postres que estaban buscando. Trabajar con alguien observando su trabajo no me causaba muchas gracia, no me gustaba que me vigilen, yo quería hacer todo a mi manera. A través del parabrisas mojado, divise un lugar y me dirigí hacia ella, empecé a girar antes de llegar al hueco para ponerme en el Angulo apropiado. Por el espejo retrovisor vio un auto deportivo negro meterse a toda velocidad en el hueco. Pise el freno a fondo, me golpee la frente contra el volante y me mordí la lengua. Genial. Me lleve las manos a la frente con lagrimas de dolor en los ojos. Me di cuenta de que alguien me estaba llamando por la ventana, gire la cabeza y vi a un chico con un paraguas. Este limpio la lluvia del cristal y grito:

- ¡¿Estas bien?!


Me dolía tanto la cabeza que solo pude asentir. El pidió que bajara la ventanilla y la abrí. Me quede tildada por unos segundos mirándolo. Su pelo era rubio y estaba mojado por la lluvia, tenía una camisa negra. Sus ojos eran como cristales, como el agua, hipnotizaban.

- ¿Estas bien? Respondeme por favor - Dijo preocupado.

- Sos una amenaza.

- ¿Yo? – pregunto el sorprendido, echándose hacia atrás - ¿ y vos? ¿ No sabes que tenes que llevar las luces encendidas cuando esta lloviendo?

- No esperaba a nadie manejando como un loco ¡por el estacionamiento! – dije elevando la voz hasta pegar un grito.

El dolor que sentía me hiso caer varias lagrimas y respire varias veces. El frunció el ceño.

- ¿Pero estas bien o no?

- Voy a sobrevivir – murmure, empecé a notar que un chichón se formaba en mi cabeza.

- Espera, dame un minuto para que mueva mi auto así podes estacionar vos – ofreció.

Se encamino hacia su auto protegido por el paraguas. Sus movimientos eran rápidos, tenía puesto un jean bastante holgado. Comencé a mover mi auto para estacionarlo, apagué el motor y saque una bolsa de plástico para protegerme de la lluvia. Abrí la puerta pero no llegue muy lejos, mis tacos hicieron que me resbale y quede sumergida en un charco.

- Sos un accidente andante – Dijo una voz masculina por encima mío.

Levante la mirada y lo vi a el, a la amenaza, al idiota que casi me mata, al idiota mas lindo que había visto. Se arrodillo junto a mí y me protegió de la lluvia con su paraguas. Me preguntaba cuando profundidad tendría el charco, ahogarse seria menos doloroso que morir de humillación.

- ¿Estas bien? – Pregunto el, agarrándome del brazo y ayudándome a levantarme. Pero perdí el equilibrio y me apoye pesadamente contra su brazo.

- Deja de preguntar si estoy bien, es obvio que no lo estoy.

- ¿Podes caminar? – Inquirió el, rozándome con su respiración mientras nos resguardábamos bajo el paraguas – Si no podes, te puedo llevar en brazos.

Mi corazón se puso a latir a mil ante ese ofrecimiento de “Te puedo llevar en brazos” y el tiempo se detuvo unos instantes. Nuestras miradas se encontraron, juro que sentí que me derretía…

- No… no hace falta – farfulle – Puedo Caminar.

Ya bastante que iba a entrar a la oficina mojada y golpeada como para que entrara en los brazos de un desconocido.

- Caminar te va a ser un poco difícil – comento el aguantándose la risa mientras me daba uno de mis zapatos con el taco roto.

- Me arrastro, no me importa. – Rectifique.

- Vamos – se ofreció el haciendo puchero – Te debo una.

- Vas vale que si, ¿como no me vas deber una? Casi me matas enfermo. – dije mientras el tomaba mi brazo y lo ponía alrededor de su cuello, tomo mi cintura y soporto la mayoría del peso.

Por un lado quería que ese encuentro se terminara y por otro quería seguir un rato mas apoyada en el brazo de ese hombre. Apenas lo vi lo odie, pero a través de sus ojos puede ver que era una persona pura de alma, alguien que valía la pena de verdad, había encontrado un espécimen valioso. Todos esos pensamientos se detuvieron cuando mire su mano y vi el brillo, como si se estuviera burlando de mi, el brillo de un anillo de oro, de compromiso. Alguien se había adelantado. Me sentí de pronto empapada, helada y miserable. Ni siquiera intentaría nada con un hombre casado, aunque el era muy joven para estar casado.

Apoye el pie y el doler de mi tobillo supero cualquiera de los dolores que había experimentado en mi vida. Grite del doler y me caí hacia un lado, pero el me atrapo.

- Mi tobillloooooo, aaayy – me queje, levantando el tobillo derecho.

- Quédate quietaaa – Dijo el, agachándose para tomarme en sus brazos.

- NOOOOOOO. NI SE TE OCURRA NOO.

Tarde, el me estaba llevando en sus brazos, ya estábamos llegando al interior del edificio.

- Puedo caminar, gracias - Dije intentando separarme de el lo antes posible.

Mirarlo fue un error, casi me caigo al suelo cuando lo mire a los ojos y sin querer me quede embobada mirándolo… pero el también me miro fijamente.

- Que hermosos…ojos – Balbuceo.

Desvie la mirada y afortunadamente ya habíamos llegado a las puertas del edificio. Estaba lleno de gente, había como 10 personas hablando en el vestíbulo, esperando el ascensor. El busco con la mirada un lugar para ponerme y se encamino hacia los sillones.

- BA-JA-ME YAAAAAA YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA - Grite como una desquiciada.

Unas cuantas cabezas se giraron al escuchar mi voz.

- No grites LOCAAAAAAAAAA – me dijo gritando mas que yo.

- BAJAME NO ENTEDES ESTUPIDO BAJAMEEEE.

Eso hiso el, me solto sobre un sillón y rebote 2 veces agitando los brazos y con mis ojos llenos de ira.

- Ya esta, ¿Feliz? – me miro fijamente tratando de mirarme de mala forma, pero sus ojos no podían mirarme de esa forma, simplemente era perfecto hasta enojado.

- Gracias – dije apretando los dientes mientras intentaba sentarme.

Cuando logre sentarme me incline hacia adelante para masajear mi tobillo, estaba hinchado. Un hombre se acerco hacia nosotros desde la multitud de gente mirándonos. Era mi jefe.

- ¿vicky sos vos? Dios santo, ¿Qué te paso? – dijo mi jefe en tono desesperado.

- Buenos días, me dijieron que soy un accidente andante – comente mirando al chico rubio.

- Dougiee! – Exclamo felizmente

- Papa! No esperaba encontrarte a esta hora en la oficina – respondió Dougie.

El imbécil hermoso estúpido y perfecto que casi me mata era el hijo de mi jefe, el mismo que me llevo en brazos hasta acá, era el hijo de mi jefe, seguro era broma no podía ser cierto.

- Pa, tuve un pequeño percance con el auto y ella…

- VICKY, ME LLAMO VICTORIA.

- Como te había dicho VICTORIA antes, es un accidente andante y puede que sea un poco torpe y la lluvia no la ayudo mucho pero estaba yo para ayudarla – Le conto sonriendo y mirándome casi riéndose.

- Soy torpe ¿y? Por lo menos no manejo como un LOCOOOO, casi me matas enfermo!- Dije gritándole, ya había olvidado que era el hijo de mi jefe, tranquila Vicky tranquila.

- Doug, haceme un favor, prométeme que toda esta semana vas a ayudarla a Vicky, ya que creo que se doblo pie y no va a poder hacer todo lo que hace siempre, supervisa su trabajo, te esperamos hoy en casa para la cena, Adiós.- Nos saludo a los dos antes de irse.

Los dos nos quedamos atónitos y nos miramos, el rio y yo lo mire con mala cara.

- Creo que deberías ir a ver ese tobillo, mira si te lo tienen que cortar, seria una pena que una chica tan linda como vos este sin tobillo – Lo dijo casi riendo y al ver la expresión de mi cara largo una carcajada.

- El comentario mas estúpido que escuche en mi vida….así que sos el hijo de mi jefe.. Poynter.

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