sábado, 29 de mayo de 2010

Capitulo 8

- ¿Te sentís mejor? – pregunto el, dando un trago a su coca-cola.

- Si – mentí – comer me hiso mejor.

Di otro mordisco a la hamburguesa, concentrándome en masticar lentamente y respirar hondo tratando de dejar mis hormonas de lado.

- Parece que te duele algo...

- Bueno, supongo que estoy cansada... ¿Podrías llevarme a mi casa?

- No hay problema.

Encendió el motor mientras yo le indicaba el camino hacia mi casa. Estuvimos callados todo el camino, supongo que el interpreto que me sentí mal. Cuando llegamos a la puerta lo primero que hice fue fijarme si estaba mi vecino en la puerta, siempre estaba ahí, pero hoy estaba vacia la calle.

- Gracias por traer…

La puerta de Dougie se abrió, lo vi rodear el coche y el abrió la puerta con una sonrisa.

- Te acompaño hasta la puerta – se ofreció el.

En silencio, con el corazón latiéndome aceleradamente, Salí del auto. Mientras buscaba las llaves en mi bolso. Dándole la espalda, abrí la puerta y la empuje hacia adentro y gire hacia el con una amplia sonrisa. El estaba en el penúltimo escalón, unos quince centímetros por debajo mío, lo cual hacia que sus ojos estuvieran casi a mi altura. Estaba lo suficientemente cerca de el como para vernos, tocarnos… y besarnos. Me mordí el labio inferior para evitar que se me escapara un gemido ardiente de deseo y alargué la mano para dársela a el.

- Gracias, Dougie.

El se quedo en silencio y mi mente imagino varias versiones de cómo podía terminar esa noche. Me gire para entrar a mi casa.

- Vicky..

¿Era una pregunta, o una afirmación? No estaba segura, pero no pensaba decir “si”, asi que gire y lo mire.

- Me gustaría Besarte – anuncio el.

Sentí la lengua pegada al paladar.

- ¿Me escuchaste? – Susurro el, acercándose a mi ligeramente, podía sentir su respiración sobre mi cuello.

Su boca se poso sobre la mía, pude sentir su aliento cálido y dulce sobre mi lengua mientras sus brazos me rodeaban. Me perdí en aquel beso que transportaba una ola de adrenalina y deseo. Un imperioso deseo se apodero sobre vi y sentí que mi piel quemaba, me abalance sobre el, pero abrí los ojos repentinamente y me eche hacia atrás, apoyando una mano contra su pecho. Jadeante, el me miro. Aun me tenía abrazada por la cintura.

Capitulo 7

Aquella misma mañana había estado con ella, luego me preocupe desde que no la había visto, estaba inquieto y distraído. Simplemente me había preocupado por el bienestar de ella, pero tenía que admitir que me había preocupado más lo hermosa que estaba con esos jeans ajustados. Olí peligro y no importaba las veces que me repitiera a mi mismo que no necesitaba complicar mi vida con un breve romance, pero no podía evitar poner mis ojos sobre toda superficie plana de aquella oficina e imaginar…sexo con ella. Estaba agobiado de la carga de esa alianza, intente sacármela, pero apenas pudo moverse, estaba atascada. ¿Cómo demonios podía alguien acostumbrarse a llevar un estorbo así? Acostumbrarse a llevar un anillo de compromiso no era nada comparado con tener que acostumbrarse a una mujer cerca permanentemente, día tras día, noche tras noche, año tras año. Vicky había resultado ser la persona mas entretenida y hermosa que había conocido en mucho tiempo. Unos golpes a la puerta interrumpieron mis pensamientos.

- PASEEEEEEEEEE – grite.

Una chica de casi mi misma edad abrió la puerta con media sonrisa en su cara.

- Hola, soy Paula, Vicky se tuvo que ir a su casa porque le dolía mucho el pie, dijo que lo sentía por hacerte esperar aquí.

- ¿Hace cuanto se fue? – pregunte mientras me levantaba y ponía mi campera negra.

- Hace unos 5 minutos… ¿Por?

- Tengo que decirle algo…

- Por ahí la alcances en el estacionamiento.

Pase corriendo por delante de ella y camine rápidamente pasando por el hall hasta llegar a la puerta. Cuando llegue puede divisarla a lo lejos cerca de su auto.

- VIICKKKKKKKKKYYYYYYYYYYYYYYY- grite lo más fuerte que pude para que me pueda escuchar.

Ella se volteo y me miro sorprendida, me saludo a lo lejos.




¿Qué hacia este loco acá? ¿Por qué simplemente no se fue a llamar a su esposa? Que ganas de molestar.


- Hola! – dijo el agitado después de correr.

- ¿Paso algo? – pregunte preocupada.

- No, nada… solo quería preguntarte si querías salir a comer algo por acá – pregunto mientras pasaba su mano por su pelo revolviéndolo.

- Eh…si , si, yo tenia pensado pasar por McDonald’s ahora..

- Perfecto… vamos en mi auto, no creo que puedas manejar con el pie asi.

Caminamos hacia su auto mientras yo me agarraba de su brazo para poder caminar. El me miro y sonrió mientras me abrío la puerta.

- ¿Creciste aquí? – pregunto mientras prendía el motor.

- Naci aquí pero viví un tiempo en Westin, pasaba muchos veranos con mi abuela acá, así que decidimos mudarnos a Corringham.

- ¿Tus padres aun están acá?

- No tengo padre, pero mi madre vive en Londres con su hermano

- ¿Y tu abuela?

- Ella aun vive acá, ella es la razón por la que me quede acá – confesé.

- Por fin – dijo el, asistiendo – la respuesta al enigma.

- ¿Qué enigma?

Me miro y hiso una mueca con la boca.

- ¿Qué hace una chica tan linda como vos en un lugar como este? Es un pueblo muy chico y desolado.

No era el piropo mas lindo que me habían dicho, pero sus palabras me afectaron igualmente.

- Corringham no esta tan mal – a menos que estés buscando un novio.

- Ya lo se, lo estuve explorando.

- ¿Y encontraste algo que te guste? – le pregunte mientras le indicaba que dirección tomar para llegar a McDonald’s. El giro y me miro a los ojos.

- Dejémoslo en que quede bastante sorprendido con mis descubrimientos.

Volví a fijar la vista por la ventana intentando reordenar mis pensamientos. La atracción que me llegaba de Dougie era casi tangible. La temperatura de mi piel aumentaba cada vez que el inhalaba. Sentía los latidos del corazón de los dos.

Capitulo 6

Llegue a la oficina y lo primero que hice fue buscar ropa seca, como trabajaba elaborando postres y diseñándolos siempre tenia ropa demás para cambiarme. Encontré una remera violeta y un pantalón de jean básico pero un poco ajustado debo admitir. Jake, mi ayudante, mi amigo el lindo pero gay estaba de vacaciones y mi jefe había mandado a su hijo, Dougie para que lo suplante, eso iba a ser difícil.
Cuando fui al baño me quede clavada ante el espejo horrorizada. Tenia el pelo de punta a punta en varios lados y en otros lados aplastado contra la cabeza, la ropa estaba completamente arrugada, manchada y empapada. La mascara de pestañas la tenia por las mejillas y mi tobillo parecía enorme. Me alegre de que Dougie estuviera casado, nunca me perdonaría haber conocido a ese hombre en ese estado. Me cambie de ropa y recompuse mi peinado y maquillaje y tome el calmante que me dio Aldu rogando que se vaya el dolor que sentía en mi tobillo.
Tendría que hacer todo a su lado, pasar más de 5 horas a su lado… Tocaron la puerta. Camine despacio hacia la puerta ya que mi pie me impedía moverme mas rápido.

- Hola Vicky – Era dougie, tenia todo el pelo revuelto, despeinado, como si recién se hubiera terminado de bañar, se había cambiado la remera y tenia puesta una musculosa blanca, y se le podía ver un tatuaje.

- Hola…estas... distinto – dije mientras podía sentir como mi voz temblaba.

- Vaya, vaya, acá hay muchas cosas tentadoras – se dirigió hacia la mesa donde estaban los chocolates, era como un niño pequeño.

Intente reprimir cualquier pensamiento erótico sobre “acá hay muchas cosas tentadoras”, me puse rígida y me gire hacia el. Mi pulso acelero cuando lo vi apoyado contra la pared comiendo uno de los chocolates. Lo único que hice fue dibujar una sonrisa temblorosa en mi rostro.

- ¿Qué es lo que se supone que tengo que hacer yo? – pregunto mientras pasaba la lengua por sus labios, limpiando el chocolate.

- Bueno, como sabrás mi trabajo es diseñar nuevos postres, lo que tendrías que hacer, tal como todo ayudante hace, es ayudarme en mi trabajo, tendrías que probar los ingredientes, elegirlos conmigo y probar los postres.

- Eso quiere decir que tengo que comer y comer postres – respondió con una sonrisa de oreja a oreja, era adorable.

- En parte si, pero no pienses que es todo comer y probar postres, no es tan asi.

- Voy a buscar al armario algo- dije mientras sentía como las punzadas de dolor atravesaban mi tobillo sintiendo deseo por un hombre inalcanzable.

- Espero que te guste la receta que tengo en mente para un nuevo postre, Señor Poynter.

- Deja de llamarme así, solo decime Dougie. Yo voy a hacer todo lo que digas que haga, soy tu ayudante – me miro fijo y levanto una ceja riendo, siempre pensaba todo en doble sentido... o el lo hacia apropósito.

- Sos mi ayudante, no un esclavo, tranquilo – dije mientras tocaba su hombro - ¿y ese tatuaje?

- Tengo un arito en cada oreja, tuve un piercing en el labio, uno en la lengua pero me lo saque porque me daba dolor y este tatuaje – Señalando el que cubría parte de su pecho y del brazo izquierdo- y dos tatuajes de estrellas marinas en cada tobillo.

- Wow... no tenes mas tatuajes no?

- En realidad si, pero tendría que estar desnudo para que lo vieras.. yo no tengo problema en mostrártelo..

- JAJAJAJAJAJAJA no digas estupideces por favor, como si quisiera verte desnudo JA. – si quería.

- Es broma, no tengo otro tatuaje, quédate tranquila.

- Voy a empezar a creerte menos, decís muchas bromas.

Se quedo pensatimo por unos segundos hasta que finalmente me dijo algo.

- Algunas cosas merecen la pena las consecuencias y no importa lo malas que sean – dijo mientras tomaba mi mano y me miraba con atención.

Lo mire a los ojos y trague saliva, ¿Se estaba refiriendo a esa atracción que había entre ellos o era otra de sus bromas? El brillo de ese anillo me devolvió mi sentido común. Incluso el estando casado, emanaba mucha energía sexual para sentirse cómoda a su lado, pero además bajo ninguna consecuencia estaría con un hombre casado. Ni siquiera sabia si el me estaba intentando seducir. Trate de cambiar de tema lo antes posible. Camine hacia el escritorio en busca del papel con la receta para el nuevo postre.

- Tengo que llevarle la receta a tu papa..

- Yo la llevo, no hay problema – Se ofreció el alargando su brazo hacia el papel.

Sus dedos rozaron los míos, empujando suavemente mi mano a un lado, Por alguna razón, ese toque resulto mas intimo que las dos veces que me había llevado en brazos.

Capitulo 5

Parpadee atónita. ¿Aquel hombre que casi me mata era el hijo de mi jefe? Ni siquiera sabía que tenía un hijo… y que hijo. Pero NO, estaba casado y yo no era segunda de nadie.

- Me presento… Soy Dougie Poynter - Dijo sonriente mientras le brillaban los ojos.

- Ya me había dado cuenta – Respondí mientras miraba para otro lado.

- ¿Tan mal te caigo? Ni siquiera te dignas a decirme gracias por salvarte la vida y tampoco me queres mirar a la cara.

- ¿Gracias por salvarme la vida? Disculpa pero el que casi me mata sos vos, no te hagas la victima y si no te miro a la cara es porque no tenga ganas de ver tu estúpida sonrisa, como si sonriendo arreglaras las cosas- dije al fin con una sonrisa tensa.

- No me hago la victima y PERDON por casi haberte matado, discúlpame, en serio – Dijo con una leve sonrisa y mirando para abajo - ¿Podemos empezar de nuevo, como si no nos conociéramos?

- Esta bien, una disculpa no se le niega a nadie.

- Y menos a Dougie poynter. - Dijo orgulloso.

- Otro comentario estúpido- dije mientras sonreía, el rio y su risa era contagiosa y muy tierna, parecía un nene chiquito cuando reía.

- Logre sacarte una sonrisa, o varias carcajadas, es un bueno comienzo - Dijo mirándome a los ojos, sus ojos eran como cuchillos que se clavaban fuertemente en mi alma haciendo que todo mi cuerpo se debilitara, haciendo detener mi corazón.

- Claro… yo tendría que ir a la enfermería para que miren mi tobillo – mientras agarraba mi tobillo con una mueca de dolor – y también el chichón en la cabeza.

- Jajaaja Sos un accidente andante – me tomo del brazo y me ayudo a levantarme.
La gente lo miraba a el con ojos acusadores mientras avanzábamos por el vestíbulo, como si el me hubiera atropellado o algo por el estilo…

- A lo mejor estarías más cómodo en la sala de espera Doug – sugerí tratando de deshacerme de el.

- Puede que sea una amenaza – comento con una ligera sonrisa - pero soy una amenaza que se preocupa por vos – dijo mientras entraba a la sala.

Aldu, era la enfermera que antendia en la sala, era mi mejor consejera, mi mejor amiga, ella era la única que me entendía y me entendía tanto que ella era como una extensión de mi cuerpo.

- ¿Qué es lo que paso? :I – dijo aldu mientras nos mira de pies a cabeza.

Dougie abrió la boca para asumir toda la culpa, pero yo hable antes que el y dije.

- El señor Poynter, me vio caerme en el estacionamiento y me ayudo – y vi como el enarco una ceja sorprendido.

- Parace que las mañanas se volvieron muy emocionantes desde que llego el hijo del jefe – añadió Aldu guiñándome un ojo. Dougie seguía parado ahí y comenzó a reir y lo único que hice yo fue poner roja como un tomate.

- Sera mejor que me vaya, tengo que ir a buscar a mi madre, nos vemos luego Vicky – dijo antes de irse mientras me dedicaba una sonrisa pura y exclusivamente a mi.

Me senté en la camilla mientras Aldu levantaba mi pierna para examinar mi tobillo. Dougie debería pensar que era una completa imbécil, “un accidente andante” como me decía el, no podía estar mas desastrosa y haci me conoció, en mi peor momento.

- ¿ Es tu novio? – pregunto Aldu arqueando una ceja.

- No, recién lo conozco- admití.

- Buenooo, ¿están en algo, tienen onda, se llevan bien? Es un chico muy lindo y parece simpático, nunca hubo chicos así por acá…

- Lo se, pero va el va a ser como mi jefe durante unos días, lo mandaron a que me vigile y me ayude hasta que este mejor – dije mientras señalaba mi pie.

- Pero ¿Eso te impide algo? Podrías pedir horas extra para pasarlas con el jajaja.

- No seas tonta Aldu. ¿No viste su anillo?

- Y bueno acá uno agarra lo que puede – dijo mientras agarraba mi tobillo para verlo mas de cerca – No parece que tengas nada roto, pero si tenes un esguince. Te voy a dar un antiinflamatorio. Si Descansas bien vas a poder volver a trabajar dentro de unos días.

- Tengo que venir igual, comienzo un nuevo proyecto.

- Admitilo, que Dougie sea tu “supervisor” por unos días es la única razón por la que queres trabajar, te conozco y me di cuenta de cómo lo mirabas.

- Falso – replique con calma- Ni siquiera me interesa el porque es un hombre casado, eso significa OCUPADO.

Capitulo 4

Nubes negras cubrían el cielo, sin duda iba a llover, lo cual no era raro en Inglaterra. Apenas había empezado el dia y estaba exhausta. La lluvia había comenzó a caer justo cuando divise el familiar suelo de cemento azul y gris del estacionamiento. Estaba contenta porque empezaba un nuevo proyecto, pensaba mientras buscaba un lugar donde estacionar el auto. Alguien llegaría esa tarde para hacer sugerencias sobre el tipo de postres que estaban buscando. Trabajar con alguien observando su trabajo no me causaba muchas gracia, no me gustaba que me vigilen, yo quería hacer todo a mi manera. A través del parabrisas mojado, divise un lugar y me dirigí hacia ella, empecé a girar antes de llegar al hueco para ponerme en el Angulo apropiado. Por el espejo retrovisor vio un auto deportivo negro meterse a toda velocidad en el hueco. Pise el freno a fondo, me golpee la frente contra el volante y me mordí la lengua. Genial. Me lleve las manos a la frente con lagrimas de dolor en los ojos. Me di cuenta de que alguien me estaba llamando por la ventana, gire la cabeza y vi a un chico con un paraguas. Este limpio la lluvia del cristal y grito:

- ¡¿Estas bien?!


Me dolía tanto la cabeza que solo pude asentir. El pidió que bajara la ventanilla y la abrí. Me quede tildada por unos segundos mirándolo. Su pelo era rubio y estaba mojado por la lluvia, tenía una camisa negra. Sus ojos eran como cristales, como el agua, hipnotizaban.

- ¿Estas bien? Respondeme por favor - Dijo preocupado.

- Sos una amenaza.

- ¿Yo? – pregunto el sorprendido, echándose hacia atrás - ¿ y vos? ¿ No sabes que tenes que llevar las luces encendidas cuando esta lloviendo?

- No esperaba a nadie manejando como un loco ¡por el estacionamiento! – dije elevando la voz hasta pegar un grito.

El dolor que sentía me hiso caer varias lagrimas y respire varias veces. El frunció el ceño.

- ¿Pero estas bien o no?

- Voy a sobrevivir – murmure, empecé a notar que un chichón se formaba en mi cabeza.

- Espera, dame un minuto para que mueva mi auto así podes estacionar vos – ofreció.

Se encamino hacia su auto protegido por el paraguas. Sus movimientos eran rápidos, tenía puesto un jean bastante holgado. Comencé a mover mi auto para estacionarlo, apagué el motor y saque una bolsa de plástico para protegerme de la lluvia. Abrí la puerta pero no llegue muy lejos, mis tacos hicieron que me resbale y quede sumergida en un charco.

- Sos un accidente andante – Dijo una voz masculina por encima mío.

Levante la mirada y lo vi a el, a la amenaza, al idiota que casi me mata, al idiota mas lindo que había visto. Se arrodillo junto a mí y me protegió de la lluvia con su paraguas. Me preguntaba cuando profundidad tendría el charco, ahogarse seria menos doloroso que morir de humillación.

- ¿Estas bien? – Pregunto el, agarrándome del brazo y ayudándome a levantarme. Pero perdí el equilibrio y me apoye pesadamente contra su brazo.

- Deja de preguntar si estoy bien, es obvio que no lo estoy.

- ¿Podes caminar? – Inquirió el, rozándome con su respiración mientras nos resguardábamos bajo el paraguas – Si no podes, te puedo llevar en brazos.

Mi corazón se puso a latir a mil ante ese ofrecimiento de “Te puedo llevar en brazos” y el tiempo se detuvo unos instantes. Nuestras miradas se encontraron, juro que sentí que me derretía…

- No… no hace falta – farfulle – Puedo Caminar.

Ya bastante que iba a entrar a la oficina mojada y golpeada como para que entrara en los brazos de un desconocido.

- Caminar te va a ser un poco difícil – comento el aguantándose la risa mientras me daba uno de mis zapatos con el taco roto.

- Me arrastro, no me importa. – Rectifique.

- Vamos – se ofreció el haciendo puchero – Te debo una.

- Vas vale que si, ¿como no me vas deber una? Casi me matas enfermo. – dije mientras el tomaba mi brazo y lo ponía alrededor de su cuello, tomo mi cintura y soporto la mayoría del peso.

Por un lado quería que ese encuentro se terminara y por otro quería seguir un rato mas apoyada en el brazo de ese hombre. Apenas lo vi lo odie, pero a través de sus ojos puede ver que era una persona pura de alma, alguien que valía la pena de verdad, había encontrado un espécimen valioso. Todos esos pensamientos se detuvieron cuando mire su mano y vi el brillo, como si se estuviera burlando de mi, el brillo de un anillo de oro, de compromiso. Alguien se había adelantado. Me sentí de pronto empapada, helada y miserable. Ni siquiera intentaría nada con un hombre casado, aunque el era muy joven para estar casado.

Apoye el pie y el doler de mi tobillo supero cualquiera de los dolores que había experimentado en mi vida. Grite del doler y me caí hacia un lado, pero el me atrapo.

- Mi tobillloooooo, aaayy – me queje, levantando el tobillo derecho.

- Quédate quietaaa – Dijo el, agachándose para tomarme en sus brazos.

- NOOOOOOO. NI SE TE OCURRA NOO.

Tarde, el me estaba llevando en sus brazos, ya estábamos llegando al interior del edificio.

- Puedo caminar, gracias - Dije intentando separarme de el lo antes posible.

Mirarlo fue un error, casi me caigo al suelo cuando lo mire a los ojos y sin querer me quede embobada mirándolo… pero el también me miro fijamente.

- Que hermosos…ojos – Balbuceo.

Desvie la mirada y afortunadamente ya habíamos llegado a las puertas del edificio. Estaba lleno de gente, había como 10 personas hablando en el vestíbulo, esperando el ascensor. El busco con la mirada un lugar para ponerme y se encamino hacia los sillones.

- BA-JA-ME YAAAAAA YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA - Grite como una desquiciada.

Unas cuantas cabezas se giraron al escuchar mi voz.

- No grites LOCAAAAAAAAAA – me dijo gritando mas que yo.

- BAJAME NO ENTEDES ESTUPIDO BAJAMEEEE.

Eso hiso el, me solto sobre un sillón y rebote 2 veces agitando los brazos y con mis ojos llenos de ira.

- Ya esta, ¿Feliz? – me miro fijamente tratando de mirarme de mala forma, pero sus ojos no podían mirarme de esa forma, simplemente era perfecto hasta enojado.

- Gracias – dije apretando los dientes mientras intentaba sentarme.

Cuando logre sentarme me incline hacia adelante para masajear mi tobillo, estaba hinchado. Un hombre se acerco hacia nosotros desde la multitud de gente mirándonos. Era mi jefe.

- ¿vicky sos vos? Dios santo, ¿Qué te paso? – dijo mi jefe en tono desesperado.

- Buenos días, me dijieron que soy un accidente andante – comente mirando al chico rubio.

- Dougiee! – Exclamo felizmente

- Papa! No esperaba encontrarte a esta hora en la oficina – respondió Dougie.

El imbécil hermoso estúpido y perfecto que casi me mata era el hijo de mi jefe, el mismo que me llevo en brazos hasta acá, era el hijo de mi jefe, seguro era broma no podía ser cierto.

- Pa, tuve un pequeño percance con el auto y ella…

- VICKY, ME LLAMO VICTORIA.

- Como te había dicho VICTORIA antes, es un accidente andante y puede que sea un poco torpe y la lluvia no la ayudo mucho pero estaba yo para ayudarla – Le conto sonriendo y mirándome casi riéndose.

- Soy torpe ¿y? Por lo menos no manejo como un LOCOOOO, casi me matas enfermo!- Dije gritándole, ya había olvidado que era el hijo de mi jefe, tranquila Vicky tranquila.

- Doug, haceme un favor, prométeme que toda esta semana vas a ayudarla a Vicky, ya que creo que se doblo pie y no va a poder hacer todo lo que hace siempre, supervisa su trabajo, te esperamos hoy en casa para la cena, Adiós.- Nos saludo a los dos antes de irse.

Los dos nos quedamos atónitos y nos miramos, el rio y yo lo mire con mala cara.

- Creo que deberías ir a ver ese tobillo, mira si te lo tienen que cortar, seria una pena que una chica tan linda como vos este sin tobillo – Lo dijo casi riendo y al ver la expresión de mi cara largo una carcajada.

- El comentario mas estúpido que escuche en mi vida….así que sos el hijo de mi jefe.. Poynter.

Capitulo 3

- ¡Hola Abuela! – la salude con un beso en la mejilla – Perdon por llegar tarde, Estefani esta obsesionada con la preparación de su casamiento.

La abuela estaba vestida con unos pantalones grises de modal. Ella irradiaba juventud. Tenía mas de 65 años pero aparentaba 10 años menos.


- No te preocupes, Vicky. Todavía hay mucho que hacer – contesto mirando alrededor y frunciendo la frente - ¿Cómo llega uno a acumular tantas cosas?

Más de 12 cajas se apilaban sobre muebles desmontados. El papel de las paredes se veía amarillento al lado de todas las formas que habían estado bajo los cuadros. Sin cortinas, sin cuadros, sin muebles, desnuda, como suspirando por su dueña.

- Voy a echar de menos esta vieja casa. Odio dejar la casa vacía. – Dijo la abuela un poco triste – Me encantaría que te quedaras con la casa Vicky…

- Abuela, no puedo permitirme ese lujo, no tengo el dinero para comprarla.

- la vida se me esta acabando y quiero que vos la cuides, quiero que vos la compres – Dijo sonriente.

Siempre ame esa casa, desde chica la ama y soñaba con vivir ahí, tenia que remodelarla y arreglarla. Mi Abuela se iría a vivir a Londres a pasar sus últimos años, aunque en mi opinión no eran sus últimos años.



Eran las 8 de la mañana, empezaba a trabajar otra vez, como todos los años, Amaba mi trabajo.

- Buenos días, Vicky. ¿Cómo te va? – Pregunto a gritos John desde la otra vereda.

Trate de deslizarme dentro del coche sin que el viera mi ropa, lo salude con un gesto, sin disminuir la velocidad.

- Hola, John.
- ¡Ehhh Epaa, pero bueno! Estas muy bien…


Su mirada recorrió mi cuerpo deteniéndose en la blusa blanca y se detuvo de nuevo en las piernas que sobresalían bajo una falda negra. Tenia ganas de sacarme un zapato y estampárselo en la cabeza.

- Tengo que ir a trabajar, llego tarde John, chau.

El se paso la mano por su pelo sin peinar y sonrió. No era feo... Solo que era MUY BABOSO y muy básico. Deje escapar un suspiro de alivio cuando me aleje, me torturaba todas las mañanas, ¿No se daba cuenta de que lo rechazaba? Hombres.

Capitulo 2

Dougie Poynter parpadeo ante la gruesa banda de oro con dos filas de diamantes y luego miro a Frankie al otro lado de la mesa.

- ¿Qué…que me case con vos?

- Eso es
– Contesto ella, encogiéndose de hombros, con una sonrisa seca en sus labios- Ya es hora, ¿Cuánto llevamos juntos? ¿Acaso no me amas?

Dougie frunció los labios y contemplo aquel rostro, a esa mujer que creía amar. Pero ¿le gustaría despertarse junto a ese rostro el resto de su vida?

- Me parece demasiado pronto... somos jóvenes..

- ¿Cuándo vas a madurar Poynter? ¿Cuándo te vas a dar cuenta de que ya no sos un adolescente? – le contesto ella enojada y casi gritando.

- Eso es algo ilógico.. te amo pero es un poco apresurado.

- ¿Por qué no casarnos? Pasamos la mayoría de las noches juntos. Casarse es el siguiente paso lógico – Añadió, inclinándose hacia adelante y acariciando su mano- Vamos Doug, ninguno de los dos vamos a volver a ser Jóvenes.


El malestar que tenia por su estomago vacio aumento hasta convertirse en un completo terror. En unos minutos esa charla se había convertido en una que cambiaria su vida. Frankie era una mujer asombrosa, siempre perfecta y una amante hábil. El disfrutaba mucho de su compañía. Pero ¿La amaba?
Le dio vueltas esa idea. ¿Seria capaz de reconocer esa emoción si le aparecía? Aun estaba esperando a alguien que atrapara su corazón.

El rostro de Frankie perdió algo de brillo.

- ¿Hola, Doug? DOUGGGGIEEEEEE

Sintiéndose repentinamente incomodo en la silla, Dougie apretó la caje de los anillos y busco las palabras adecuadas.

- Me agarraste un poco desprevenido, Frankie.

- Esa es la idea de la sorpresa ¿No? – Respondió ella mirándolo a los ojos.

Una débil sonrisa se escapo de la garganta tensa de el mientras la su frente se humedecía de sudor.

- Probátela – le sugirió ella – Dame la mano.

Doug saco el anillo de la caja cuidadosamente, y se preguntaba como un anillo podía tener tanta carga emocional.

- Es my bonita – murmuro.

Con el corazón golpeteándole en el pecho, Doug se la puso y sonrio tenso.

- Me queda perfecta. – Maldita sea! Pensó en sus adentros.

- No tienes que contestar ahora mismo. – dijo ella – Llévala puesta unos días y si sentís que te gusta la idea de ser un hombre casado. Si aceptas, solo tendremos que comprar otra para mí.

- Mañana tengo que ir a visitar a mis padres a Corringham – farfullo el, cambiando de tema, deseoso de repente de visitar a sus padres, cosa que había temido momentos antes.

- ¿Cuanto tiempo vas a estar ahí?

- No lo se. Tanto como se necesite. Una semana, tal vez más. Hace mucho no veo a mi madre y ya se están poniendo viejos, tengo que ayudarlos un poco con su trabajo.

- Bueno, al menos no me voy a tener que preocupar por que encuentres a otra en Corringham. Tendrás tranquilidad, paz, es un pueblo muy pequeño.


En ese momento Corringham le pareció un refugio donde podría olvidar la propuesta durante varios días. Tendría aire puro, agua con buen sabor, ver a sus padres, pasar tiempo en ese pueblo donde el nació.